22 febrero, 2007

POEMA DE AL IBN HAQUAQQ

“Más delgado que el céfiro es su aroma;
su talle es pasmo de la erguida palma.
La vi pasar con dulce contoneo,
desenvainando el sable de sus ojos.
Los dedos a los labios llevó y besó para saludarme.
Yo pensaba: ¿es hora de cortar margaritas?
“.-Ay mi mano – mi boca musitó-, cómo te envidio!”