(Lanuza, 16 de julio de 2004).- Tres artistas diferentes con un proyecto común: aglutinar las distintas músicas y lenguas de Mali. Es el objetivo de Desert Blues, el espectáculo que protagonizan Afel Bocoum, Habib Koite y el grupo Tartit, liderado por una mujer (Mohamedoune Fadimata). Su música fusiona los ritmos africanos con el blues para transmitir un mensaje de paz y encuentro en un país en el que se hablan hasta 30 lenguas diferentes y en el que las peculiaridades de los distintos grupos acaban a menudo en conflictos sociales. “Las lenguas se convierten a veces en muros invisibles que separan a los grupos”, ha explicado Koite en la rueda de prensa previa al concierto. “Desert Blues –afirma- pretende lanzar a través de la música un mensaje de encuentro, entendimiento y tolerancia”. En este sentido, destaca el éxito de una de sus canciones, en la que empleó un ritmo musical del norte y una lengua del sur para contar la historia de amor entre una joven pareja de grupos diferentes. Bocoum ha incidido además en que la música es también un instrumento para concienciar a la gente sobre cuestiones como el sida.Los integrantes del “Blues del Desierto” han resaltado además lo mucho que les une con el blues americano, como se ha puesto de manifiesto en los discos realizados por algunos productores estadounidenses e incluso en un ciclo de películas coordinadas por Martin Scorsese, las primera de las cuales –dirigida por Spike Lee- se centraba en Mali. “En nuestro país existe una amalgama de músicas y estilos, pretendemos fusionarlas y lograr un proyecto común representativo de Mali y de toda la música del desierto”, aseguran. En los propios artistas de Desert Blues se dan esas diferencias. Afel Bocoum y Tartit, del norte del país, profundizan más en las raíces tradicionales y Koite, de la capital -Bamako- tiene una mayor influencia de las músicas europeas. Fadimata, la líder de Tartit –grupo formado por tuaregs y nómadas del desierto-, ha explicado que la simbiosis en su grupo se da entre hombres y mujeres, aunque hasta cierto punto, ya que hay instrumentos reservados sólo para ellos o para ellas. En directo, Desert Blues llegan a reunir hasta 20 músicos, pertenecientes a las tres bandas. Aunque sus intervenciones están separadas, son frecuentes los momentos en que se entremezclan, ofreciendo también una vistosa exhibición de danzas e indumentarias tradicionales de Mali.Desert Blues abrirá esta noche el tercer concierto en el Auditorio Natural de Lanuza de la XIII edición del Festival Internacional de las Culturas Pirineos Sur. A continuación, tocará la mítica Orquesta Baobab (Senegal), formada por más de una docena de veteranos músicos. Adorados tanto en casa como por los fans de la world music, Baobab ocupa un espacio muy especial en la historia de la música africana. Un estilo único, esa encantadora mixtura de ritmos mandinka, diola y wolof, con el son afro-cubano, teñidos de algo de reggae y una ecléctica variedad de influencias, marcan la naturaleza cosmopolita de la banda: incluyen músicos de todo Senegal (hasta Casamance en el sur) y de más allá. La combinación entre Casamance y Cuba creó un estilo completamente nuevo que se convirtió en la marca Baobab.Con Desert Blues y la Orquesta Baobab se inaugura la semana central de Pirineos Sur dedicada al Sahel, la frontera entre el desierto del Sáhara y el África interior. El especial de este año contará con la presencia de artistas como Cesaria Évora (Cabo Verde), Djiguiya (Burkina Faso) o Mory Kanté (Mali/Guinea)